viernes, 18 de julio de 2008

Falta personal en las estaciones de metro

Hace unos días, se quejaba un lector en las cartas al director de La Vanguardia que qué falta hacían los trabajadores del metro cuando ni informaban ni solucionaban problemas a los usuarios. Se refería a que cuando su billete le falló, por causas ajenas a él, dos trabajadores que andaban por allí ni le dieron otro billete ni cambio para otro. (Seguro que el denunciante del caso no acusaba a los trabajadores, pues seguro también que éstos ni tienen cambio ni potestad para cambiar un billete)

En la estación de metro de Valldaura, línea verda, no siempre hay alguien que pueda informar a los pasajeros, como en muchas otras ocurre, imagino. Supongo que los responsables de TMB creen que con las máquinas expendedoras de tiquets y la megafonía ya hay más que suficiente. Antaño, en una estación, mínimo, trabajaban las taquilleras.

Una pareja mayor de Extremadura que ha venido a pasar unos días de vacaciones a Barcelona se encontró el martes por la tarde con que no sabía cómo sacar un billete. Quien esto escribe ya estaba bajando por las escaleras mecánicas de dicha estación, camino del andén, cuando percibió que el hombre intentaba introducir una moneda por la máquina en la que se debe meter la T de turno, y que la mujer me dirigía una mirada de auxilio. Volviendo sobre mis pasos, y sin salir, pues ya había pagado, le expliqué a la pareja lo que debía hacer. Pero no sabían usar la máquina. Total, salí y les expliqué paso a pasó cómo proceder.

A lo mejor, alguien dirá que esto es un caso extremo. Pues bien, digo yo que no. Que siendo el metro un servicio público, qué menos que prever estos casos y que haya una persona por estación.


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martes, 15 de julio de 2008

Averiado desde hace 11 meses un ascensor principal del Valle Hebrón



Ya va para el año, y uno de los cuatro ascensores principales del vestíbulo del edificio general del Hospital del Valle Hebrón continúa sin funcionar. En febrero de este año, los recepcionistas informaron a quien esto escribe que el elevador llevaba seis meses averiado. Así que hagan cuentas. A mediados de agosto se cumplirá el año. A lo mejor están esperando a un milagro de la Virgen de agosto.

Las colas que se generan molestan a todos pero en especial a enfermeras y celadores, que han de aguantar las quejas lógicas de familiares y visitantes de pacientes. A esta disfunción, se suman las averías ocasionales que sufren alguno de los tres ascensores restantes y los reservados en exclusiva para los trabajadores sanitarios. Como ya apunté, si esta avería, a la vista de todos, no se solventa, qué pasará con todo lo que el ciudadano que paga sus impuestos no ve.

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