martes, 30 de diciembre de 2008

Año y medio sin funcionar el ascensor del Valle Hebrón


Uno de los cuatro ascensores del vestíbulo principal del edificio general del Hospital del Valle Hebrón, en Barcelona, lleva cerca de año y medio sin funcionar. Al principio un cartelito escrito a bolígrafo o impreso informaba de la avería. Ahora, lo rodea una coraza de madera en la que se comunica que lo están arreglando. Deben de traer las piezas de otro planeta, a juzgar por los meses que dura la reparación.
Sorprende que una avería así, a la vista de todos, tarde tanto en repararse. ¿Qué estropicios nos ocultarán más graves si no hay ningún pudor en mantener averiado un ascensor tanto tiempo? Subrayo, por si a acaso, que líderes políticos catalanes han calificado al Valle Hebrón en numerosas ocasiones de buque insignia de la sanidad catalana.

Cada año, sobre todo para estas fechas, las urgencias de muchos hospitales -este incluido- se inundan de pacientes desparramados por rincones y pasillos. A ello se unen situaciones kafkianas, como la vivida por un paciente de oncología cuyo nombre no quiere que sea revelado. La oncóloga le cita para el día 2 de enero pero le dice que antes se haga un TAG. En la secretaría, le dicen que hasta febrero no pueden asignar fecha y que, como mucho, a partir del 5 de enero, si les dan el nuevo planning del año y si abren nuevas salas, podrán buscarle un hueco. No es que no haya aparatos, me aclara, no hay personal.

No es un caso aislado, delante de este señor una pareja deberá acudir a la cita con su médico sin la ecografía que les ha solicitado. En la sala de consultas de oncología, familiares de un paciente se quejan del extravío del historial médico. Todo en tan sólo una hora y media durante la que paseo por el centro sanitario estandarte de Cataluña.


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