lunes, 12 de enero de 2009

Navidá, Navidá…

¡Se quejan clérigos y creyentes de la campaña de los ateos en autobuses! ¡Menuda publicidad la Navidad! Aunque, bien mirado, los mismos clérigos deberían renegar de las navidades consumistas a las que estamos acostumbrados, con nulo significado religioso. Y bien mirado, el ateo debería disfrutar con ellas, pues el 25 de diciembre -años y siglos antes de la fundación del cristianismo- se celebraba una fiesta pagana rica en excesos que buscaba contrarrestar la carestía del rígido invierno que se avecinaba. Y como el cristianismo no pudo con el enemigo se unió a él.

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