
La Generalitat de Catalunya quitará un jornal a los profesores por la huelga del pasado mes de febrero. No importa si los maestros o profesores trabajan a media jornada. Les robarán de su sueldo la otra media. Por la cara.








Por detrás de estas gentes, debía de estar Chikilicuatre.
A pesar de que no hay constancia de que sociedades dominadas por féminas hayan pisado alguna vez el planeta, “la idea de que el matriarcado nunca haya existido porque siempre ha existido el patriarcado también es falsa”, puntualiza. Hubo matriarcados en un sentido no inverso al del patriarcado. Según varios científicos, ha habido culturas en las que ningún sexo se ha impuesto al otro y en las que la cooperación y la armonía se ha establecido como la regla entre ambos. En éstas las mujeres desarrollaban papeles políticos y sociales claves y reconocidos. Los franceses en 1898 se enfrentaron en el actual Benín a un ejército formado exclusivamente por mujeres, apunta Cabezas. Al vincular violencia y mujeres, el doctor aprovecha para desmitificar que la naturaleza otorgue a cada sexo un rol determinado. Si bien estos matriarcados existieron, la llegada de civilizaciones que aparejaban violencia al sexo masculino y a la propiedad privada los desplazó hasta el extremo de convertir a las mujeres en posesión de los hombres.
En la calle Canigó esquina Valldaura.
Convocados por la plataforma V de Vivienda unos 5000 manifestantes, según los organizadores, y unos 1700, según la Guardia Urbana, desfilaron desde la Plaça de Catalunya de Barcelona hasta la de Sant Jaume, el pasado sábado 1 de marzo, para reclamar el acceso a una vivienda digna.
Pequeños, jóvenes y maduros marcharon al son de bandas percusionistas y con el cántico “¿qué pasa, qué pasa?, que no tenemos casa”. Al frente de la marcha el lema “la ley no toca el mercado, la ley es papel mojado” prologaba un sinfín de pancartas y letreros que flotaba como balsas sobre la riada humana: “Derecho a techo a un precio justo”, “Haced caso de la Constitución”, “Con tanto piso vacío se va armar un lío”, “Reforma de la ley hipotecaria”, “461.000 pisos vacíos” o “Careros, carotas” se leía una y otra vez por encima de las cabezas, además del buque insignia de los eslóganes: “No vas a tener una casa en tu puta vida”. Este último estampado en pegatinas y camisetas que rociaban la multitud.
Por ejemplo, las ayudas de alquiler para los jóvenes, que no hacen sino encarecer el precio de los pisos, explican, debido al incremento de la demanda, con ayuda de dinero público. Para la revista El Militante, ni el gobierno español ni el catalán han cumplido sus promesas en materia de vivienda. Una portavoz de la publicación destacó: “El Estado tendría que intervenir para evitar los grandes beneficios que están obteniendo las constructoras de manera descontrolada”. Pero como indicaron desde Revolta global, el problema reside en que la financiación de ayuntamientos y partidos políticos ha provenido de la construcción de viviendas, “porque todo el mundo necesita un techo” y de esto se han aprovechado.
Desde que se inició en Barcelona el movimiento V de vivienda hace dos años, se han convocado manifestaciones cada dos o tres meses. De momento, aunque el precio de los pisos continúa por la estratosfera y más allá, las protestas han conseguido -coinciden todos los cuestionados- que la reivindicación de acceso a una vivienda digna invada la agenda política. En la lectura del manifiesto final en la plaza Sant Jaume, los organizadores advirtieron que no se rinden y que la lucha continúa. A juzgar por la energía que desprendían los tamborileros con sus danzas y repiqueteos, el gobierno que surja de las urnas tendrá que emplearse a fondo para solventar el problema de la vivienda si no quiere que la algarabía y las manifestaciones por pisos asequibles continúen durante la próxima legislatura.