
Valle Hebrón.
Servicios sin techo hay más de uno. Séptima planta del anexo. En el vídeo, aunque está grabado al revés, se observa el (sin)techo.
¡Se quejan clérigos y creyentes de la campaña de los ateos en autobuses! ¡Menuda publicidad la Navidad! Aunque, bien mirado, los mismos clérigos deberían renegar de las navidades consumistas a las que estamos acostumbrados, con nulo significado religioso. Y bien mirado, el ateo debería disfrutar con ellas, pues el 25 de diciembre -años y siglos antes de la fundación del cristianismo- se celebraba una fiesta pagana rica en excesos que buscaba contrarrestar la carestía del rígido invierno que se avecinaba. Y como el cristianismo no pudo con el enemigo se unió a él.
Las bolsas de basura de las papeleras repartidas por el metro de Barcelona son transparentes desde que la amenaza terrorista se extendiera por el orbe a raíz del 11-S y los sucesivos atentados. Con ello, como ustedes saben, se pretende que las bolsas de basuras no puedan ocultar bombas u otros artefactos destructivos en sus entrañas. ¿Es una medida real contra el terrorismo o pura pantomima para tranquilizar al pueblo? Unos argumentarán que si los terroristas han de estallar una bomba lo harán, que no lo evitará unas bolsas de basura transparentes; otros objetarán que, por lo menos, no les facilitemos las cosas. Al final, hay cierta antítesis: transparencia igual a incertidumbre.
Anoche y la pasada madrugada nevó en Horta y Collserola. La nieve emblanqueció las cimas de la cordillera, regalándoles el disfraz de una colosal tarta cubierta de azúcar glasé. En Montbau, en prevención de heladas y consiguientes embotellamientos de tráfico o accidentes, un operario esparcía sobre el asfalto paletadas de sal desde lo alto de un camión de la limpieza a la vez que el vehículo ascendía por Arquitectura, calle colindante al Hospital del Valle Hebrón que se pierde en la ladera de la montaña. En Horta, la nieve a penas se espolvoreó sobre los chasis de los coches; aceras y calzadas resultaron inmunes al cuajamiento del agua. La cadencia de copos y gotas con la noche y la luz de las farolas de fondo atenuaba los perfiles de la ciudad. Esta mañana, sólo restaba frío gélido y montañas glaseadas.