miércoles, 2 de abril de 2008

Unos 5000 manifestantes desfilan en Barcelona para reclamar viviendas dignas

Convocados por la plataforma V de Vivienda unos 5000 manifestantes, según los organizadores, y unos 1700, según la Guardia Urbana, desfilaron desde la Plaça de Catalunya de Barcelona hasta la de Sant Jaume, el pasado sábado 1 de marzo, para reclamar el acceso a una vivienda digna.

La concentración, que arrancó a las cinco de la tarde y se prolongó hasta pasadas las siete, estuvo marcada por un cariz festivo. Hasta tal punto que los transeúntes admiraban el gentío como si una caravana de carnaval se abalanzara Vía Laietana abajo. Todo colorido y estruendo. Pequeños, jóvenes y maduros marcharon al son de bandas percusionistas y con el cántico “¿qué pasa, qué pasa?, que no tenemos casa”. Al frente de la marcha el lema “la ley no toca el mercado, la ley es papel mojado” prologaba un sinfín de pancartas y letreros que flotaba como balsas sobre la riada humana: “Derecho a techo a un precio justo”, “Haced caso de la Constitución”, “Con tanto piso vacío se va armar un lío”, “Reforma de la ley hipotecaria”, “461.000 pisos vacíos” o “Careros, carotas” se leía una y otra vez por encima de las cabezas, además del buque insignia de los eslóganes: “No vas a tener una casa en tu puta vida”. Este último estampado en pegatinas y camisetas que rociaban la multitud.

Los manifestantes denunciaron cortinas de humo entre las medidas adoptadas por el gobierno. Por ejemplo, las ayudas de alquiler para los jóvenes, que no hacen sino encarecer el precio de los pisos, explican, debido al incremento de la demanda, con ayuda de dinero público. Para la revista El Militante, ni el gobierno español ni el catalán han cumplido sus promesas en materia de vivienda. Una portavoz de la publicación destacó: “El Estado tendría que intervenir para evitar los grandes beneficios que están obteniendo las constructoras de manera descontrolada”. Pero como indicaron desde Revolta global, el problema reside en que la financiación de ayuntamientos y partidos políticos ha provenido de la construcción de viviendas, “porque todo el mundo necesita un techo” y de esto se han aprovechado.

Hay incluso quien vinculaba el aumento de la mortalidad entre los jóvenes con la escalada de precios de los pisos. Si se pierden esperanzas y expectativas, es más fácil caer en una espiral autodestructiva, argumentaba un manifestante. En todo caso, como señalan desde El Militante “hay una rabia acumulada y va saliendo poco a poco” en forma de protestas de vivienda u otras que parecen no estar relacionadas, como las que claman por mejoras salariales y laborales.

Desde que se inició en Barcelona el movimiento V de vivienda hace dos años, se han convocado manifestaciones cada dos o tres meses. De momento, aunque el precio de los pisos continúa por la estratosfera y más allá, las protestas han conseguido -coinciden todos los cuestionados- que la reivindicación de acceso a una vivienda digna invada la agenda política. En la lectura del manifiesto final en la plaza Sant Jaume, los organizadores advirtieron que no se rinden y que la lucha continúa. A juzgar por la energía que desprendían los tamborileros con sus danzas y repiqueteos, el gobierno que surja de las urnas tendrá que emplearse a fondo para solventar el problema de la vivienda si no quiere que la algarabía y las manifestaciones por pisos asequibles continúen durante la próxima legislatura.

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