Los responsables del trabajo concluyen que los medios estudiados definen bien las normas de uso para enviar comentarios, pero “no disponen de recursos humanos necesarios para hacerlas cumplir”. Aún así, los medios sostienen que es preferible la conservación de esta herramienta participativa por ser “el servicio más popular de participación ciudadana”, por “la fidelización de los lectores” y porque “los anunciantes consideran que los comentarios incrementan la audiencia”.
La investigación señala también que las secciones de Política y Economía en los generalistas, así como Sociedad en los medios de ámbito local, promueven mayor número de comentarios que no la sección de Opinión o de Deportes. Como norma general –añade- “los lectores sólo intervienen una vez” y la argumentación de los comentarios, en general, brilla por su ausencia, así como la referencia a las fuentes. El volumen de argumentos es muy reducido con respecto a la cantidad de comentarios. Aún así, afirman que “no se detectan insultos graves –que se eliminan-, pero sí descalificaciones frecuentes” hacia otros comentaristas o protagonistas de la noticia.
Apunta también el trabajo que no se pueden definir a los comentarios como “verdaderos diálogos” porque los usuarios “no se respetan como interlocutores válidos, no se interpelan, no muestran interés por los argumentos ajenos ni ofrecen fuentes o datos alternativos o complementarios”.
El estudio apuesta por evitar el anonimato al considerarlo nido del insulto y enemigo de la conversación. Argumentan además el hecho de que ningún diario analizado permitiría publicar en su versión de papel una carta al director que hubiera llegado sin fotocopia del DNI del autor. Y lo que es más, “los medios digitales publican comentarios de los lectores que, sin duda, no publicarían en su edición de papel”, ilustra en un momento dado el trabajo.
De éste se desprende la contradicción entre las normas de participación exigidas por los medios –contenidas por lo general en los "avisos legales"- y la (in)moderación de los comentarios. Si bien la mayoría de medios admiten que el volumen de comentarios es un problema, prefieren mantenerlos por los beneficios económicos y de fidelización que se les supone y -como ya se ha dicho- por ser una de las herramientas más populares de participación. Un dato: "La participación ha crecido con el tiempo, pasando por ejemplo en La Vanguardia de 800 comentarios en 2006 a 8000 en 2009".
Durante el trabajo de campo se recogieron 36.059 comentarios correspondientes a 1.754 noticias. Los investigadores, a parte del coordinador, son David Domingo, de la Universitat Rovira i Virgili, Pere Masip, Josep Lluís Micó i Carlos Ruíz Caballero, de la Universitat Ramon Llull.
A título personal: comentario 0
El estudio presupone que los comentarios deben fomentar el diálogo, cuando de la investigación se deduce (“los medios digitales publican comentarios de los lectores que, sin duda, no publicarían en su edición de papel”) que la sección de comentarios no está ideada –en principio- para dialogar o conversar, sino para opinar con o sin conocimiento de causa (no se argumenta ni se conversa, se afirma en diferentes momentos). Si se buscara el diálogo como hacedor de conocimiento, no creo que la palabra comentario fuera la más apropiada para titular a esta sección -más bien, podría ser “argumenta tu opinión”, "conversa" o algo así-, y, desde luego, el espacio tendría que presentar otro formato y otras reglas diferentes y bien a la vista. Y no hablo de insultos –que deberían ser eliminados del todo y no lo son-.
Como entiendo que los comentarios no están inventados en internet para dialogar, sino que en ellos se puede "monologuizar" (¿qué tiene de malo?), no estoy de acuerdo con eliminar la opción del anonimato –como sugiere el informe-, ya que la disminución de participación por esa vía acaba con comentarios anónimos tan válidos como los identificados. No sólo se elimina la paja. Llevado al extremo, si un medio aceptara sólo opiniones con un fundamento argumentativo impecable, ¿no sería honrado pagar al comentarista por contribuir con su tiempo y pensamiento a enriquecer el medio?
Por otro lado, entiendo que ante la avalancha de comentarios y la imposibilidad de moderarlos –por no disponer de recursos humanos y económicos suficientes-, algunos diarios hayan optado por exigir más condiciones y datos en el registro de usuarios. Esto es más honesto. Es el caso del Avui, que prefiere acabar así con los comentarios hechos sin ton ni son. Este periódico on line -dice el estudio- advierte al comentarista que la IP del ordenador queda registrada cuando se plasma un comentario. En este caso, el comentario sí que va encaminado con claridad al uso de la razón para construir conocimiento, más que “sólo” a un espacio para la libre expresión.
Enlaces de interés
-Conclusiones del estudio
-Esta noticia en: 3cat24.cat, Avui
Patrocinadores
No hay comentarios:
Publicar un comentario